El gasovirus2020 hasta la eternidad o la libertad, hasta Cuba o Panamá

Este artículo no comenzaba así pero pise una tecla inconveniente y perdí todo lo escrito. A veces por apretar la tecla que no es pasan esas cosas, se pierde todo.

El mundo ha experimentado algo inesperado, algo que se veía lejano y muy oriental, muy Chino, pero que no ha respetado fronteras impactando la salud y economía en forma mortal, literalmente hablando.
Por siglos los países en un esfuerzo denodado, constante, programado y concertado han desarrollado instituciones, corporaciones, empresas que han logrado que las sociedades sean proclives al bienestar y que las generaciones futuras de alguna manera vivan de esa renta, asegurándoles trabajo, salud y progreso.

En meses pasados algunos países afrontaron el covid-19 con una disyuntiva entre las precauciones sanitarias y las económicas. Esos estados sí conocen el impacto letal que pueden traer ambos males, uno asociado irremediablemente al otro. Por ello algunos países sopesaron los daños y aplicaron diferentes estrategias, siempre avizorando la debacle económica. Es que no era fácil la decisión; lo desarrollado durante siglos para sustentar la sociedad estaba en peligro; la demanda de productos, servicios o bienes muebles e inmuebles iba a caer tanto que ninguna empresa, ninguna, sea su rama la que fuera iba a salir ilesa.

Ahora, todos esos empleos asociados o dependientes de la demanda de diferentes servicios se han visto reducidos a números no sospechados que no eran parte de las tendencias o investigaciones de los eruditos que todo lo estudian y profetizan, porque llego el Covid–19 y, adiós a todas esas curvas infalibles de proyección.

Hoy, más de 100.000 habitantes de esta tierra han partido de este mundo por causa de la epidemia, enemiga enconada de nosotros los de la tercera edad que nos sentíamos casi eternos y a quien nos ha puesto en el sitio correspondiente, la retaguardia. Esa estirpe de viejitos alzados, han cogido casa por demás, y lo mejor, no hay que estarles profiriendo argumentos ni amenazas porque solitos se preparan su plan de aislamiento ante el culillo que genera el bicho.

En el caso venezolano, después de pisar mal la tecla hace 21 años, la cosa tiene unas características diferentes. La gente sabe que si cae en un hospital listo…., va a llegar a un sitio donde los pasillos están oscuros, no hay agua potable, los ascensores no sirven y las medicinas te las buscas tú; sabe además que no van ni a decir que se murió, vas a pasar en el mismo anonimato que los miles que mueren en las calles a diario y, lo peor, te van a llevar a tu último destino en un carro fúnebre con solo cuatro carajos para cargar la cosa por falta de gasolina.

Sí, vivimos en este terruño donde se juntan muchos virus peligrosísimos y destaca ahora uno por demás: el gasovirus2020. Ese virus energético, cuyo génesis es el esfuerzo constante y supino de destrucción de nuestra industria fundamental, donde técnicas insuperables del método Atila desarrollado por el chavismo han alcanzado su último fin, hoy, conjuntamente con el otro virus, marca la pauta en nuestro país.

Mientras en los otros países la lucha es por echar a andar la cosa, poner a funcionar la economía para reactivar el empleo y llevar bienestar a la población, aquí, en esta tierra de nosotros, la prioridad es mantener la sociedad enjaulada por el corona, aunque la verdadera causa es la incapacidad de resolver lo otro, disimulado por el covid-19.

Les confieso, no sé qué resultado daría una encuesta en las colas de gasolina respecto a quien es el culpable de esta situación, les digo no estoy seguro, aunque sabemos que en PDVSA la oposición no podía ni poner un pie. Si el agente destructor está claro no tardará mucho en prenderse la cosa, si no……..
Esta amalgama de problemas que padecemos y que parecieran cada día ser suficientes para sacar a un gobierno, mejor dicho, causa más que suficiente para que cualquier dirigente político sensato diga basta, renuncio; renuncio porque soy incapaz de hacer la patria buena, además he destruido lo bueno que había, y no tengo porque condenar a las generaciones futuras pero no, no ,no; me quedo hasta que esta Venezuela huela a podrido para que nadie pueda revivirla, y además, participo en el velorio para que no sea muy trascendente.

Tal vez aquella regla que asegura «nadie es capaz de manejar un servicio con una oferta menor al 20% de la demanda» también ruede derrotada, pero, no creo; el que hace las maniobras no ha podido resolver cosas mucho más sencillas y los militares que llevan la bandera en el manejo táctico nunca han peleado contra algo así. Por eso pienso que el gasovirus2020 durará hasta la eternidad o la libertad, hasta Cuba o Panamá.

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Fuente y Copyright

https://www.elperiodico.com/es/internacional/20200820/venezuela-abusos-militares-gasolineras-8081652